Hace aproximadamente 4 años me puse las tenis de correr por primera vez, siempre jugué basketball la mayor parte de mi vida; nunca fuí una persona de pasarme horas en el gimnasio haciendo un deporte que no fuera basketball.
Un día una amiga se ofreció acompañarme a trotar y saliendo de mi casa en la aguja del residencial ya estaba fundida. Empecé a crecer en resistencia, primero 1km sin parar, luego 2 km, luego 5, 10, 12, 15,hasta que llegué al gran 21; nunca me visualicé corriendo la maratón completa hasta que en junio del 2015 unas amigas y yo nos pusimos como excusa para reunirnos hacer 42K conforme cada una cumpliera 40 años y así fue como llegamos Phoenix.
En la búsqueda de un entrenador para que me acompañara en este proceso y luego de pasar por varios con los que no me sentía segura, llegué a Hypoxic por recomendación de una amiga. Al inicio me sentí intimidada por la calidad de atletas del grupo y luego lo ví como una gran oportunidad para mejorar sin saboterarme a mi misma con pensamientos negativos (inicia mi entrenamiento mental).
Al saber que la mayoría de grupos utilizaban la metodología de entrenamiento con fondo madre de 32 km e hypoxic lo hace por tiempos máximos de 2.5 horas me puso un poco nerviosa, pero me aseguraron que funcionaba y confié.
Durante todos esos meses previos a la maratón adopté una nueva rutina alimenticia y de salud, tratando de cumplir con el plan de entrenamiento como se indicaba.
Conforme se acercaba la fecha más nerviosa me sentía y más reforzamiento mental necesitaba; una y otra vez le pregunté a Jorge si con 2.5 horas de fondo era suficiente, tiempo en el cual lo máximo que llegué a correr fue 22.5 km; la respuesta era la misma,“le va a ir bien”.
Ya en Phoniex hicimos el recorrido en carro para tener una noción del terrenoy adpatarnos al clima . Estuve descansando mucho días antes y el día viernes seguí el procedimiento de carga de carbohidratos (pancakes, tostadas, pasta en salsa liviana de tomate, mucha agua e hidratante).
El día de la Carrera nos levantamos a las 3 am ya que el último bus salía a las 5:15 hacia el punto de arranque de la maratón pero no contamos que la presa para parquear el carro era kilométrica así que una de las amigas que corría media maratón se dejó el carro y ahí empezó mi carrera; empezamos a correr hacia los buses y mentalmente me decía a mi misma “ Laura, no importa esto es calentamiento muscular previo a la salida, lo haré relajada ☺ ”. Nos montamos en el bus y llegamos 10 minutos antes de la salida justo para entregar el bolso y hacer una parada estratégica ☺ antes de que el cronómetro empezara a andar.
Inicié muy tranquila con reforzamientos positivos para que los nervios no me controlaran e iba escuchando comentarios de las personas que ya la habia corrido antes, “ no corran muy rápido en la bajada ya que luego los recibe un plano en seco y lo van a sentir”.
Dividí la carrera en 3 etapas: 1) 21KM; distancia bien conocida y en la cual me sentía confiada. Al llegar a los 21 me premiaría con música para el resto del recorrido ya que para mí en ese momento empezaba la maratón. 2) 30KM; distancia que jamás había corrido antes y famosa por sus cuentos ( ME ENCONTRARIA CON EL TEMIDO MURO), así que decidí no ver más mi reloj hasta el siguiente punto de asistencia que estaba antes de los 32 km y mentalemente escaparmele al famoso muro el cual por suerte no llegue a conocer ☺. 3) 32K hasta terminar; estaba una de mis amigas esperándome y al verme sus palabras fueron “ te ves entera, vas hasta feliz” y más me inyectaba de positivismo a pesar de que ya el dolor de la rodilla estaba presente y tenia muchas molestias en la planta del pie.
Me sentí bien todo el camino, me entretenía con los tiempos de hidratación y consume de geles, además de que estaba entusiasmada con el hecho de que lo estaba logrando y que practicamente ya lo había terminado. Cuando vi la meta me embargo la emoción y la sensación de éxito personal pero al cruzarla y darme cuenta de todo el tiempo que corrí y lo rápido que para mí pasó, fue increíble.
Caí en cuenta del gran esfuerzo que hice cuando traté de sentarme y luego cuando comí ☺ no podía ni masticar. Definitivamente fue una experiencia muy gratificante la cual volvería a repetir.
Este logro no lo hubiera obtenido sin el apoyo de mi gran amiga Patricia Ossenbach que me acompañó en todo el proceso, Hypoxic Costa Rica especialmente a Jorge Burger y a mis cómplices (amigas). No tuve que desgastarme en los entrenamientos con distancias largas para ser capaz de correr 42KM.
“Si entrenas tu mente para correr, todo lo demás será fácil” (Amby Burfoot).