Después de casi 5 años de entrenar atletismo y competir en diferentes carreras y distancias, al iniciar el 2016, sentí que era el momento de correr un 21k fuera del país, distancia que personalmente disfruto mucho. Quería vivir la experiencia de la que me han hablado muchos compañeros de esta disciplina, un escenario distinto, clima, topografía y organización del evento, totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados en nuestro país.
Estuve analizando opciones y lo mejor era competir en el mes de setiembre y octubre, porque se está en periodo competitivo, sin embargo la opción de New York por muchas razones era muy atractiva, una ciudad increíble, en la cual mi esposo y yo habíamos estado 6 años atrás y quedamos con las ganas de volver, un amigo nos ofreció hospedaje, por lo que definitivamente, sería mi primer carrera fuera de Costa Rica.
Hablé con mi entrenador Mauricio Méndez, y como siempre su actitud positiva y motivadora te llena de confianza, y en varias ocasiones me dijo “sé que te va ir muy bien”.
En enero inicié mi pre- temporada con la mirada fija en el objetivo de hacer un buen tiempo en NY, el evento sería el 20 de marzo, por lo que debía realizar mis entrenamientos de la mejor forma posible, para estar en un buen nivel para esa fecha. El contar un excelente plan de entrenamiento, un entrenador tan profesional como lo es Mauricio Méndez, el realizar los entrenamientos de pista con compañeros de excelente nivel, y contar con el apoyo de mi esposo en todo momento, fueron claves en mi preparación.
En cuanto fui a retirar mi paquete de competición empecé a sentir una gran emoción, miles de personas de distintas nacionalidades, una excelente organización desde la entrega de los números y camisetas e información de la carrera, escuché una pequeña charla donde explicaban la ruta, y cuando presentaron el gráfico de altimetría de la carrera, con constantes variaciones, entendí porque Mauricio me decía que fuera cautelosa en los primeros diez kilómetros que se corrían dentro de Central Park, seguiría el consejo de mi entrenador, pero no me dejaría impresionar por ese gráfico porque confiaba en el excelente trabajo que se había realizado en pre- temporada, donde el entrenamiento en cuestas y acondicionamiento físico habían sido uno de los puntos fuertes.
Un mes antes de la carrera revisaba constantemente el pronóstico del tiempo en la Ciudad de New York, todo apuntaba a que se correría con una temperatura agradable. Dos días antes corrí en el parque de Brooklyn para aflojar un poco, con una temperatura de alrededor a 10ºC, para mi gusto frío pero soportable, lo que no esperaba es que para el día de la competencia la temperatura bajaría tan drásticamente.
Finalmente el gran día, de camino a tomar el metro comencé a vivir la experiencia más fría de mi vida, la temperatura a casi 0ºC, no podía parar de temblar de frío, un corredor canadiense que mi esposo y yo conocimos en el metro me regaló unos guantes extra que tenía, no sé qué hubiera hecho sin esos guantes, fue muy lindo ver la solidaridad de un total desconocido. Este frío tan extremo era algo que realmente no esperaba, por más que trotaba para calentar y hacía aceleraciones, aún no podía sentir los dedos de mis manos y pies, mi cuerpo estaba entumecido, llegó la hora de ir a mi corral, al ubicarme allí me encontré con tres ticos, fue muy alentador. La carrera inicia, el entusiasmo al tope, estaba corriendo una de las mejores medias maratones del mundo, en un escenario increíble, recorrería Central Park de un extremo a otro, el impresionante Times Square, la bahía del río Hudson, el sur de Manhattan hasta llegar al Distrito Financiero, pero ahora me enfrentaba a otro reto más difícil que el frío extremo, después de iniciar la carrera comencé a sentir una molestia intermitente cerca del tobillo, en el kilómetro dos tuve que detenerme por un momento, retomé la carrera, la molestia seguía apareciendo intermitentemente, realmente fue una lucha mental y física los primero diez kilómetros, además era el tramo más difícil de la carrera por los planos falsos y ascensos, solo podía aferrarme fuertemente a Dios, confiar en él y en el proceso de preparación que había llevado a cabo. Al pasar el kilómetro 10 el cronometro marcaba un tiempo mayor al que tenía en mente para ese tramo de la carrera, fue hasta el kilómetro 11 que comencé a sentirme mucho mejor, el dolor en mi pie desapareció, y era el momento de recuperar tiempo para lograr una buena marca, no sería fácil pero sabía que estaba preparada para hacerlo, me concentré en cada metro que recorría y a la vez disfrutar ese gran momento, los últimos 8 kilómetros pude mejorar considerablemente mi pace y la satisfacción al llegar a la meta fue muchísima, había logrado un tiempo de 1:26:08, había superado los obstáculos que se presentaron, no me venció el frío ni el dolor, pudo más la actitud y la confianza en el trabajo que había realizado durante el proceso de preparación.
Cada competencia es muy diferente, incluso si has realizado varias ediciones de la misma carrera, o como en mi caso mi primer competencia fuera del país, se pueden presentar situaciones que no esperabas, pero si has trabajado fuerte, con mucha constancia, y disciplina, crees en ti y en tu proceso de preparación al lado un grupo tan profesional como Hypoxic, podrás superar los obstáculos y lograr lo que te propongas.
Sé que esta primera media maratón fuera de Tiquicia, es el inicio de nuevos retos y muchas metas por alcanzar.
Jacky